lunes, 7 de noviembre de 2011

Problemas de arquitectura doméstica Arq. Jorge Balangero

Miércoles 31 de Julio de 2002 

Al arquitecto Eduardo Sacriste le gustaba decir que la casa no es arquitectura y a continuación citaba la frase de Spengler: "la casa es un vegetal que crece en el paisaje materno". 

De esta manera nos introducía en una forma de pensamiento cuyos argumentos se basaban en sus propios estudios verificados experimentalmente, a manera de método científico, de sus vivencias como docente y profesional en distintos lugares del mundo. 

Cuando se analizan culturas que aún conservan la mayoría de sus rasgos originales en la forma de responder a sus necesidades habitacionales, es común encontrar unidad en sus tipologías formales, funcionales y constructivas. Es así que la frase de Spengler parece tomar un carácter indiscutido. 

En Africa muchos ejemplos avalan la afirmación, los Mousgoum en Camerún, las viviendas en Sur de Egipto hechas como en la época de Ramsés II, en fin, sin tener que ir tan lejos encontramos que en nuestra zona, durante un lapso de tiempo que podemos ubicar entre los años 1880 al 1920, también se construyeron básicamente dos tipologías funcionales de viviendas y una coherente unidad en lo referente a lo formal-estético y constructivo. 

A lo largo de nuestra historia doméstica también es posible encontrar momentos de unidad temporal edilicia que han servido para que podamos estudiar y catalogar los distintos momentos arquitectónicos. Pero lo llamativo es que estos períodos duran pequeños lapsos de tiempo, quizás no más de diez años. 

Aquí es donde la frase de Spengler no sirve como sentencia y también donde aparecen las preguntas. 

¿Por qué hay culturas que han mantenido inalterable sus casas durante milenios? (y no son sólo en países "en vías de desarrollo o del Tercer Mundo"). 

¿Será que sólo ciertas culturas (más elevadas, o sensibles a sus lugares) han encontrado la respuesta justa para afrontar la problemática del hábitat? 

¿Será que cuanto mayores sean las propuestas habitacionales mayor es el grado de desconocimiento del propio hábitat? 

Como estudioso del tema cada día tengo más preguntas y menos respuestas. 

Por un lado la cantidad de tipologías constructivas que se utilizaron en nuestra ciudad en los últimos diez años fue asombrosa. Casas importadas de Canadá o Estados Unidos con sus "kit" completos (estructura de madera, tejas, aberturas, etc.) para ser construidas como si fueran la casa Barbie con todos sus detalles; casas de similares características pero de plástico; casas con sistemas prefabricados livianos y semipesados de hormigón, de fibra de vidrio, en fin, una variedad compleja que sin embargo no deja de ser la anécdota ya que el porcentaje más alto de propietarios prefiere seguir construyendo sus casas en ladrillos comunes. 

Las tipologías funcionales también han seguido las generales de la ley, si bien por las dimensiones de los lotes y restricciones de varias clases -entre ellas las económicas-, hacen que la variedad sea más limitada, no por ello menos compleja, pero las distribuciones básicas pueden ser remitidas a unas pocas que adquieren diversidad con hibridaciones. 

Los aspectos formales-estéticos también agregan diversidad al conjunto. 

La moda country, la ferrocarrilera, la posmoderna, la neoclásica francesa, las eclécticas, las neo-coloniales, en fin, un amplio espectro de posibilidades ponen brillo a un mosaico edilicio que construye la ciudad o el medio urbano. 

Por otra parte, si bien el panorama parece muy confuso, cada propietario de estas disímiles casas parece estar contento con su elección y pensar que la suya es la más acertada para el lugar. Cosa que no se daría de igual manera en quienes tienen como única posibilidad la de habitar una casa perteneciente a un plan de viviendas. Teóricamente estas casas han sido estudiadas para resolver de modo más eficiente el problema de las variadas incógnitas que suscita un hábitat. Clima, orientaciones, materialidad, funcionamiento, previsiones futuras. Se diría que aquí se tendría que cumplir la sentencia de Spengler, pero contrariamente a esta posibilidad, la gente cuando puede la vende y se hace la casa a su medida en otra parte. 

¿Quizás no exista una respuesta o solución única para hacer una casa que resuelva de manera fehaciente las incógnitas de nuestro lugar? 

¿Quizás nuestra cultura (por no estar todavía definida ni asumida) no ha podido pensar en los problemas de nuestro hábitat y por ese motivo adoptar la novedad parezca una forma rápida de resolver el tema? 

No dejo de pensar en la fascinación que provoca observar (en medios gráficos y audiovisuales) esos pueblos blancos de Grecia, la arquitectura del Sur de Italia, la campiña francesa, o la arquitectura Andaluza, entre tantos otros ejemplos. 

Por otra parte, la diversidad ofrecida en un country, como por ejemplo los que se hicieron en Buenos Aires, nos muestran una realidad compleja y no menos fascinante. 

Quizás otra pregunta sería: la casa, ¿tendría que ser un vegetal que crece en el paisaje materno? 

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